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DJ Magazine entrevista a The Prodigy

La revista DJ Magazine ha podido entrevistar a Liam Howlett y repasar la actualidad de la banda tras el lanzamiento de “No tourists”. En ella habla acerca de la colaboración con Ho9909 en el tema “Fight fire with fire”, de hoteles de una estrella para poder inspirarse, y de la gran familia de seguidores que tienen detrás y que no dudan en recorrer el mundo para verlos actuar en directo. Aquí os hemos dejado traducida los mejores fragmentos de la misma:

Día frío y húmedo en el norte de Londres, a finales de 2014. Estamos en el estudio King’s Cross de Liam Howlett escuchando el que sería el sexto álbum de estudio de The Prodigy, “The day is my enemy”. Mientras el primer single del álbum, “Nasty”, se abre paso por la habitación, Liam sube el volumen, se inclina en su silla giratoria y sonríe. Tiene ese corte de punk electrónico tan feroz como el que la banda ha logrado hasta ahora. La sangrante combinación de un ataque analógico, las voces rabiosas de Keith Flint y los implacables y estruendosos ritmos se combinan para crear un ambiente de claustrofobia opresiva. La agresión asfixiante sólo se detiene durante una breve pausa, en donde el colaborador desde hace tiempo, Brother Culture, pronuncia repetidamente las palabras “I ain’t no tourist” con desafío militante. En una Inglaterra borracha del giro dado hacia la derecha es difícil no verlo como un comentario político sobre inmigración.

Casi cuatro años después, en un caluroso día de agosto de 2018, estamos de vuelta en el estudio de Liam para escuchar el séptimo álbum de estudio de la banda y ver cómo se ha mascado el disco y título. Por si la gente se ha perdido la llamada a las armas de “Nasty”, Liam ha bautizado este último trabajo con el nombre de “No tourists”. En el tiempo transcurrido desde que nos lo puso en 2014 hemos tenido todo el tema del Brexit, ha habido un cambio a la derecha a toda velocidad, los conservadores han adoptado la voz del UKIP y las preguntas sobre las fronteras y la inmigración son lo más importante en las agendas de las noticias políticas de cada día. En un época en la cual la generación Windrush se han visto repatriados a pesar de creer que tenían pasaporte británico, “No tourists” posiblemente necesite una explicación.

“¿Qué?, ¿crees que la gente pensará que se trata de inmigración?”, pregunta un beligerante Liam. Está parado frente a su mesa de mezclas, flanqueado por un kit analógico, un amplificador Orange y una puerta delantera de color rojo brillante colocada al azar con un singular número 7. Al mirarme, su enfado se transforma rápidamente en risa. “Que se jodan”, exclama. “Sé lo que significa y no tiene nada que ver con la política. Y si la gente cree que estoy siendo político, bueno, no puedo evitar que piensen eso, así que al carajo con ellos.”

Entonces, ¿de qué se trata exactamente, Liam?

“No tourists” trata en última instancia de escapar y de la necesidad de salirse de lo establecido. La gente se ha vuelto más perezosa y ha olvidado cómo explorar. Es difícil no ser turista. Te obligan a comerte toda esta mierda, y es difícil no seguirlo y ser perezoso. El mundo ha olvidado cómo explorar y estamos en contra de eso. Estamos a punto de tener que…. explorar otra ruta alternativa con el peligro y la emoción que conlleva, no seguir las cosas sólo porque sea lo fácil. “No tourists” es sólo una declaración de que tienes que esforzarte más.”

No hay nada sorprendente en el concepto de Liam del turista. Como motor de la banda, siempre ha estado en contra de las expectativas. Desde los inicios de The Prodigy en la época de las fiestas raves, la banda y él han andado su propio camino. Mientras el resto de gente de la vieja escuela seguían tocando en mega-fiestas, The Prodigy ya estaban llevando sus espectáculos a los escenarios de rock, fusionando el metal, el punk y el breakbeat por el camino. Cuando los seguidores y su sello discográfico esperaban que una continuación del álbum “The fat of the land”, que dominó el mundo en 1997, fuera más de lo mismo, Liam volvió a trabajar en su lado más oscuro y presentó una mezcla de funk, electro y punk en “Always outnumbered never outgunned”. Ha desechado álbumes que muchos productores les habría encantado pillar. Mientras que el resto de grupos de los 90 trabajaban para retener a sus público original, Liam y la banda atrajeron a nuevos seguidores de otros géneros y subculturas.

Incluso hoy en día, mientras grupos como Underworld y Orbital, están felices por colaborar con Iggy Pop o el profesor Brian Cox, Liam Howlett elige trabajar con el poco conocido grupo de hip-hop Ho9909 de Nueva Jersey.

“Tengo que sentirlo antes de trabajar en él”, dice Liam. “No voy a hacer algo porque me digan que es lo correcto. Probablemente hubiera tenido más sentido para mí trabajar con alguien más conocido para salir en la radio. La canción con Ho9909 fue la primera que terminé sabiendo que eso era lo correcto. Estaba en plan, “sí, ahora sé por donde coño quiero que vaya esto”.”

“Para ser sincero”, añade con una sonrisa , “esta iba a ser una remezcla para ellos, pero tuve que decirles “nah, no os la vais a quedar”. Pero les pareció bien. Vieron la parte positiva de que me la quedase.”

Pero es un disco que casi no llega a hacerse realidad. El año pasado, y no es la primera vez, Liam anunciaba que nunca volvería a lanzar otro álbum porque, “lleva demasiado tiempo y me jode”. Originalmente planeado como un EP con invitados como Dizzee Rascal, ‘No tourists’ comenzó a transformarse en un álbum completo como resultado de una gira de conciertos que le permitió a Liam grabar en su habitación de hotel mientras mantenía la energía del directo en mente. Uno de esos conciertos belgas es conocido entre los fans por su alto nivel de locura, con gente volando por todas partes y un foso que haría que un luchador saliese corriendo para cubrirse. Poco después de todo ese caos, Liam grabó la voz de Keith. De hecho, la necesidad de grabar nuevos ritmos justo después de los conciertos ha llevado a Liam a alojarse en hoteles de bajo presupuesto, más adecuados para películas de terror de culto que para un ambiente productivo y positivo. “A veces el viaje hasta el hotel son dos horas, y eso no encaja conmigo porque quiero volver a ponerme a trabajar en la música y notar el ambiente del concierto. Mientras que los demás se han estado alojando en hoteles de cinco estrellas, yo me voy y me quedo en un hotel de una estrella que está a sólo tres kilómetros del recinto para poder hacer las cosas rápidamente, para poder captar la energía que sentía al estar en el escenario”, dice Liam.

Así que tras los conciertos, nada de hoteles de lujo para el hombre al que sus seguidores llaman Master H – ¿estás más contento con uno rollo Bates’ Motel? “Sí, estoy contento con eso, ya sabes. Algunos de estos hoteles en los que he estado han sido una locura. Había una en Alemania que era una torre de agua donde no había nadie más en ella. ¡Vaya tío raro!”

Otra inspiración para el álbum fue la gira de The Prodigy por Rusia en marzo de 2018. Liam estableció un estudio base en Moscú, y volvía después de cada concierto para grabar ideas frescas. Esto se tradujo en “tal vez tres canciones. Realmente lo estaba sintiendo y sólo necesitaba poner estas ideas en práctica. Algunos de los conciertos eran… parecían ilegales. Supongo que tenemos mucha suerte porque tocamos en todo el mundo”, continúa. “Pero en Europa del Este y Rusia, es como algo nuevo, casi de alguna manera es lo más salvaje. Me sigue encantando tocar en el Reino Unido, que siempre es especial. Pero lugares como Serbia no tienen ley. Serbia parece ser algo más peligroso al respecto. El Exit Festival es como imagino que era Glastonbury. Está justo en el límite, no como Coachella, es decir, ¿qué coño?, ¿en Coachella ya no se puede tomar cerveza entre la gente? ¿Qué es eso?, no lo entiendo tío.”

La necesidad de The Prodigy de experimentar la vida y llevar las cosas al límite les ha hecho probar de todo, desde coches de carreras hasta deportes extremos. De hecho, Keith llevó su necesidad de correr a fundar su propio equipo de motos TTC (Team Traction Control). No es de extrañar, pues, que la banda haya adoptado el mismo enfoque a la hora de actuar. Desde sus primeros días, han llevado el veneno a sitios donde otras bandas temían pisar: lugares como Rusia, Rumania, Macedonia y Serbia.

“Somos más valientes que otras bandas”, dice Liam. “Nunca entendí por qué la gente no va a estos sitios. Fuimos a Georgia por primera vez este año. La gente estaba dispuesta a hacerlo. Siempre me llegan estas bandas preguntándome por qué tocamos en lugares como ese, y yo me pongo en plan,’ve allí, es realmente fresco’, ¿entiendes lo que digo? Pero estas bandas se quedan en los mismos lugares”.
 En diciembre de 1995, la determinación de la banda de coger por el camino menos recorrido les llevó a tocar en el Pionir Hall de Belgrado, Serbia, con capacidad para 10.000 personas. El concierto fue organizado por un grupo de seguidores, entre los que se encontraba el periodista Dragan Ambrozic, y demostró ser culturalmente significativo para la juventud del país. The Prodigy fueron el primer grupo internacional en actuar en Serbia tras la desintegración de la antígua Yugoslavia. El acuerdo de Dayton en Bosnia acababa de firmarse, las sanciones de la ONU sobre Serbia se habían levantado parcialmente y, para consternación de la juventud serbia, Slobodan Milosevic parecía tener apoyo extranjero para permanecer en el poder.

“El primer concierto que The Prodigy dió en Serbia fue tan importante para los jóvenes que su impacto todavía se puede notar 20 años después”, ha dicho Darko Stevi, fan serbio de The Prodigy. “Fueron días duros, de sanciones y restricciones para nuestro país, la guerra había terminado, pero la situación era mala. Nadie pensaba en tocar en Serbia. Bono y muchos otros hablaron de política, pero a The Prodigy no le importó toda esa mierda. Todo lo que importaba para ellos era la buena música, las buenas vibraciones, la energía. Es lo que nos dieron. Y todavía lo sentimos después de todos estos años”.

Al principio del concierto los fiesteros encendían bengalas tan brillantes que daban más luz incluso que las propias luces del escenario. La banda estaba en shock. Pero eso sólo fue el principio de cómo los fans reaccionarían con cada actuación, y que se convertiría en algo común en los conciertos posteriores al lanzamiento de “Invaders must die” en 2009. Un grupo de seguidores más jovenes surgió para reemplazar a los viejos ravers. Este nuevo grupo se llamó así mismo “The ant army” (el ejército de la hormiga), en homenaje al famoso logo de la banda, y organizaban movidas en el foso por redes sociales. Tras los festivales del “Warrior’s Dance”, que se celebraron en Japón, Serbia y Milton Keynes, los seguidores se rebautizaron a sí mismos como los Prodigy Warriors.

“La gente ahora definitivamente ha pillado el mensaje de que vienen a un concierto de The Prodigy para liberarse”, dice Liam. “El punto de inflexión fue ‘Invaders’. Desde entonces, esos han sido los mejores conciertos que hemos dado. La gente está ahí para soltarse. Ahora todo es más hardcore. En ocasiones se forman peleas, pero la mayoría de las veces los fans de The Prodigy se cuidan unos a otros.”

Este es un punto que inmediatamente se hace evidente en las redes sociales de seguidores del grupo, donde los “guerreros” comparten obsesivamente historias, tatuajes, canciones raras, obras de arte de fans y recuerdos. Vigilan activamente Internet para encontrar gente que venda material del grupo, y quizás lo más intrigante de todo es que planean reunirse para los conciertos de la banda. Con el anuncio de la gira actual, los fans se encargaron de que todos tuvieran entradas. Se agruparon para organizar las bebidas previas al evento, y con muchos de ellos viajando por el Reino Unido y Europa, incluso organizaron invasiones de hormigas en algunos de los hoteles. Imagínate las caras de la gente en los mostradores de recepción mientras un montón de fanáticos tatuados de The Prodigy bajan al vestíbulo desde sus habitaciones. ¿Alguien quiere una fiesta de punk electrónico en el bar?. Nadie va a detenerlos.
”Creo que la mayoría de los locos de The Prodigy son buenos,” dice Terence Cannon, de Manchester. “Eso es algo que esta banda tiene en todo el mundo, una mezcla de gente genial y amigable con la misma idea en mente… la fiesta.”

“Es como una familia”, explica Marcus Witt, alias Kiwi. “Están los seguidores de la vieja escuela, coleccionistas de discos, obras de arte, recuerdos, equipamiento, los guerreros de primera fila, el muro de los guerreros de la muerte, los tatuados, los que viajan sin importar dónde están los guerreros, de Asia, Sudáfrica, los Estados Unidos.
 Tantos tipos diferentes de fans, pero todos unidos por una cosa: amor y pasión por The Prodigy.
 Uno de los organizadores clave, Trixy Kostayava de Francia, continúa: “Tenemos a los que empezaron en clubes clandestinos con la banda. Tenemos a los recién llegados. Tenemos a los viajeros. Tenemos a los fans de Europa del Este, Estados Unidos, y a los que no pueden hacerlo fácilmente, con discapacidades, pero están ahí”.
 Es en este último grupo de aficionados donde se pone de manifiesto el nivel de pura dedicación. Kiwi, que sufre de esclerosis múltiple, explica cómo su amor por la banda ha impactado incluso en su salud. Pero eso no le impide viajar por toda Europa para ver al grupo en directo.

“Quería ir a Budapest, y todo lo que quería oír era esta nueva canción llamada “AWOL””, dice. “Pero mi esclerosis múltiple había estado jugándomela la semana anterior, y sólo había dormido 17 horas en una semana. En esas condiciones, subí al tren para Budapest. Me costó 12 horas llegar allí. Tuve que pasar unas horas esperando a que empezara el concierto, y después fui a una fiesta. Estaba tan cansado que tuve que acostarme frente a los altavoces y me quedé dormido. Estaba exhausto y enfermo, pero valió la pena por esa canción”.

La metáfora del “The ant army” vuelve a aparecer, ya que los fans muestran una unión que en realidad va más allá de la familia. Vienen de todos los rincones para reunirse, a menudo, en detrimento de su vida familiar. El londinense Paul Stoker habla de su dedicación.

“He viajado a todas partes para verlos”, dice. “Incluso he tenido novias que me han dejado por mi dedicación a la banda. Se suponía que iba a estar en una boda un día en el que The Prodigy tocaba en Europa. Le dije a mi novia que estaría en la boda, pero me fui a verlos.”

Es a Paul a quien la mayoría de los seguidores señalan como el eje central de ese “ejército de la hormiga”. Los enormes tatuajes de The Prodigy en su espalda le ayudan a destacar, pero también lo hace su actitud protectora hacia el resto de miembros de la familia de hormigas. Incluso Liam Howlett menciona el nombre de Paul cuando habla de los fans.
“Nos preocupamos por los seguidores, como Paul. Nos aseguramos de que estén bien. Eso es respeto”, dice.

A Paul no le gusta la idea de ser el protagonista.
”Sólo voy a los conciertos porque me encanta el ambiente y los fans”, dice. “Ni siquiera colecciono recuerdos ni nada. Vivo por el ambiente de los conciertos. Todos son iguales. No me considero ni a mí ni a nadie mejor fan de The Prodigy que los demás. Todos tenemos el mismo amor y pasión por esta banda”.
”¡Ese es mi hombre!”, responde el seguidor francés Bernard Sourding. “Este es el espíritu.”

Cuando Maxim grita desde el escenario, “Esto es para la puta gente VIP” y señala las primeras filas, se refiere a estos tipos: los guerreros que hacen todo lo posible, incluso en ocasiones para su propio perjuicio, por seguir a la banda. Desde el punto de vista de Liam Howlett en el escenario, ha sido testigo del cambio en la audiencia de los ravers a los moshers, de los gurners amados a los guerreros alimentados con testosterona. Me pregunto, ¿qué es lo mejor que has visto entre los seguidores del grupo?. “Bueno, siempre veo un letrero de ‘que le den a David Guetta’, y eso siempre me divierte”, se ríe. “Pero lo mejor fue, recientemente, el hombre hormiga en Rusia. En el primer concierto vi a ese tío entre la multitud vestido de pies a cabeza con un traje de hormiga. Era un traje de cuero de cuerpo entero con una máscara en la cabeza, y con dos patas unidas a sus propios brazos. Yo estaba en plan ,’¿estoy alucinando? ¿estoy viendo a alguien vestido de hormiga? Tenemos que traerlo al backstage.”

“Lo pusimos en la lista de invitados para los otros conciertos de Rusia y en el último en Moscú estaba andando por la calle con el traje y fue arrestado. Por motivos de terrorismo está prohibido ir por la calle con la cabeza cubierta, pero una vez que le explicó al policía que tan solo quería llegar al concierto lo dejaron ir.”

El nivel de fanatismo mostrado por los seguidores de la banda es inusual en el desafiante clima cultural de hoy. Es un tipo de fanatismo dedicado y obsesivo muy raro. Es un estado mental que implica sacrificio, dedicación y un poco de vida en cada uno de ambos extremos. De hecho, al igual que la propia banda, estos fans no son turistas.

“Me asombra toda esta dedicación. Tienen todo mi respeto.”

Fuente original: https://djmag.com/content/prodigys-liam-howlett-were-braver-other-bands

 

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